Ella
- Sara Fernández González
- 4 oct 2018
- 2 Min. de lectura
She may be the face I can't forget
The trace of pleasure or regret
May be my treasure or the price I have to pay
She may be the song that summer sings
Maybe the chill that autumn brings
Maybe a hundred different things
Within the measure of a day

Desde que se fue me tragué más de cien veces Notting Hill. Incluso me autoregalé en Navidad la banda sonora de la peli para escuchar She de Elvis Costello en bucle. La tienes que escuchar, no hay canción que mejor la describa. Ahora mismo sería reportero de Caballo y Sabueso solo por volver a verla sonreír y preguntarle qué tal le va la vida sin mí, contigo. Como ahora también entiendo por qué quería vivir una historia de amor así. Espero que tú no tardes tanto en darte cuenta de ello. Sé que pude habérsela dado. Lo supe cuando vi a Hugh Grant mirar de esa manera a Julia Roberts, porque yo la miraba así.
Espero que ahora que besa tus labios y se sujeta a tu brazo bajo el paraguas, tenga todo eso y más. Confío en que la quieras y que si tienes la inmensa suerte de que sea la mujer de tu vida, no la dejes escapar, como hice yo. Y por favor, hazla de reír; porque cuando no lo haga lo echarás de menos.

Dime que aunque no sea ninguna fecha especial le regalas flores. Deberías regalárselas todas las semanas, porque le encantan. Como espero que sepas cuáles son sus favoritas.
Dime que le harás cosquillas en la espalda para que se duerma y le tomarás fotos desprevenida.
Dime que sigue teniendo esa sonrisa.
¿Sigue teniendo tantos sueños sin cumplir? ¿Sigue queriendo llevar el peso de sus desgracias sola? ¿Sigue...? Te iba a preguntar si sigue igual de guapa, pero eso ya lo sé.
Me gustaría saber tanto de ella...pero me da miedo. ¿Le sigue gustando caminar descalza? ¿Sigue teniendo esa libreta en la que apunta y dibuja todo lo que le gusta? ¿Se sigue bañando desnuda en la playa? ¿Sigue enamorada de París? ¿Y de mí? ¿Te dice algo de mí?
Por último, prométeme que si algún día la ves hacer la maleta, no la detendrás. Ayúdala. No le quites la ilusión, porque esa maleta no solo contiene ropa y zapatos a montones, ni tampoco todos esos pontingues que ella se pone. Esa maleta contiene sueños por cumplir. Porque personas como ella necesitan volar, marchar, alejarse de este mundo que no la comprende.
No te preocupes, volverá. Igual no vuelve para quedarse contigo para siempre (o sí), pero aunque lo vuestro se acabe, ella va a estar ahí para ti, sea la hora que sea, y pase el tiempo que pase. Ella es la persona con la que puedes contar siempre.

Solo te digo que cuando se fue, tardé un segundo en echarla de menos. Tardé doce minutos en llamarla, pidiéndole que volviera. A pesar de que tuvieron que pasar tres meses para atreverme a besarla y casi un año para hacerle el amor. Y aunque me bastaron siete putos días en enamorarme de ella, lo peor es saber que tendré toda una vida para echarla de menos y unas cuantas más para quererla.
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