Eras de los que se iban para quedarse
- Sara Fernández González
- 17 nov 2017
- 2 Min. de lectura
Tú eras de esos que no se marchaban del todo. De los que se iban para quedarse. De esos que nunca decían las cosas claras. De los que no se aclaraban ni con agua. Nunca te ibas del todo. Quedabas a medio camino, pero no porque estuvieras atascado, si no por voluntad propia. Te mareabas a ti mismo, porque al final del camino, volvías a comenzar desde mi punto de partida

Eras de los que me tendían la mano, mientras ya tenías otra agarrada. U otras muchas más. Tú eras de los que me dejaba en pausa, en standby. Ni play ni stop. Me reanudabas en el mismo instante en el que me dejabas. Nunca reiniciabas ni dabas por terminada toda esta mierda. Definitivamente, eras de los que no me soltaban. De esos que ni querían la pera ni la dejaban comer.
Tanto querer irte para al final volver. Pensabas que era un acto heroico, pero en realidad me demostrabas más vulnerabilidad y cobardía que nadie. Aunque la tonta era yo, la que te esperaba con la misma sonrisa de siempre y con los brazos igual de abiertos. No los cerraba ni un milímetro, porque quería cerrarlos al tenerte entre ellos. No quería que se me escapara nada de amor.

Y si esperaba que el final llegase, en realidad nunca llegó. A día de hoy no estoy segura de ello. Me sigues dando una de cal y otra de arena, aunque si te soy sincera nunca supe distinguir cuál era cuál.
Sin embargo, tus abrazos, tus besos, tus miradas y tus caricias saben y duelen como si fueran a ser los últimos. Porque dicen que en esta vida tenemos que estar preparados para cualquier cosa, pues yo mi amor, creo que no estoy preparada para que te vayas, porque siempre espero que vuelvas. Recordemos que eres de los que se van para volver.
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