Podrías haber sido tú

Era un día de esos que sobran en la vida, de esos que pasan sin pena ni gloria. Tú te habías ido y yo me sentía tan fría y sola como el Sahara en una noche de invierno. No fui consciente de la importancia de su llegada, hasta que las conversaciones comenzaban de noche y terminaban de madrugada. Yo ya no sabía lo que era que una persona se interesara por mí, que le importaran mis gustos. Tanto dentro como fuera de la cama. Entonces sentí pena por ti.

Sentí pena al darme cuenta que tú podrías haber sido esa persona, pero cariño, tú y yo sabemos que nunca nos esforzamos lo suficiente. Tú menos que yo.

Podrías haber sido aquel que me llevara en brazos después de una noche de fiesta, porque mis pies no aguantaban esos tacones que me ponía para estar a tu altura.

Podrías haber sido el que me dejara beber de tu cerveza, aun sabiendo que mi carmín rojo mancharía después tus labios. Esos labios que morían por besar los míos, sin importarles el color que llevaban.

Podrías haber sido tú el que me contemplara fijamente con esa mirada. Esa mirada que dice más que muchas palabras.

Podrías haber sido tú el que dejara su olor en mis sábanas, tras una noche de revolcones y caricias.

Podrías haber sido tú el que recorriera mi cuerpo cientos de veces, con esas manos ásperas y grandes. Esas que nunca tienen suficiente de mí. Esas que se mueren por descubrir rincones nuevos.

Podrías haber sido tú el que cumpliera mis sueños y no me permitiera dejar de tenerlos.

Podrías haber sido tú el primero en regalarme flores y el primero en bajarme la Luna. O bajarme de ella.

Podrías haber sido tú el que me callara con un beso y el que nunca me permitiera llorar, solo si fuera de risa.

Podrías haber sido tú tantas cosas...

Podrías haber sido tú eso y mucho más, lo sabes.

Eso sí, nunca se sabe si será tarde para ser lo que podrías haber sido.