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  • Foto del escritor: Sara Fernández González
    Sara Fernández González
  • 31 dic 2017
  • 3 Min. de lectura

En la Puerta del Sol como el año que fue

otra vez el champán y las uvas y el alquitrán,

de alfombra están.

Los petardos que borran sonidos de ayer

y acaloran el ánimo para aceptar

que ya pasó uno más.

Y en el reloj de antaño como de año en año,

cinco minutos más para la cuenta atrás.

Hacemos el balance de lo bueno y malo

cinco minutos antes de la cuenta atrás.

Si es que ya lo decía Mecano, hoy es el día de hacer balance sobre el año que vamos a dejar atrás. ¿Y por qué? ¿Por qué nos tenemos que poner tan melancólicos y nostálgicos precisamente hoy? Porque seguramente si no existiera el día de hoy, no valoraríamos ni nos acordaríamos de la mitad de las cosas que hemos vivido durante estos 365 días.


Cuando llegó el comienzo de este año, todos metódicamente teníamos una lista con los propósitos que queríamos cumplir (o los que nos quedaron por cumplir en años anteriores mejor dicho). Alguien dejaría de fumar, otro empezaría al gimnasio y a cuidarse y así infinitas cosas más, que al final se quedarían en nada, porque lo único que va a importar a final de año son los momentos vividos y las personas que lo compartieron con nosotros.


Sé que es el más tópico de los tópicos, pero lo con lo que nos tenemos que quedar es con contestar a las siguientes preguntas:


¿Nos reímos lo suficiente?


¿Hicimos lo que el corazón nos decía en todo momento?


¿Nos arriesgamos? Porque todos sabemos que la vida con un poco de locura es mejor.


¿De verdad disfrutamos tanto como teníamos previsto o incluso más?


¿Quisimos incondicionalmente a las personas que nos rodean a pesar de haber perdido a muchas por el camino?


¿Pedimos perdón a pesar de no haber tenido la razón?


¿Agradecimos todo lo que hicieron por nosotros?


¿Lloramos tanto que nos quisimos morir?


¿Creímos en el amor por una vez más, a pesar de no saber si nos iban a decepcionar o no de nuevo?


¿Volvimos a confiar en alguien?


¿Pasamos el suficiente tiempo con aquellas personas que de verdad se lo merecen?


¿Nos sentimos queridos?


¿Dijimos te quiero todos los días?


Independientemente de que la respuesta sea un sí o un no, fue nuestro año. Porque seguro que lo hicimos todos lo mejor que pudimos y nos esforzamos para que todo saliera bien.


Yo personalmente he crecido como persona, he llorado de risa y de pena, he perdido a una persona muy especial que deja un hueco vacío para siempre, pero sé que estaría más que orgulloso de mi. Porque eso es lo que importa, que hagas sentir orgullosa a la gente que te quiere.


Lo di todo por una relación tóxica que al final acabó como siempre predije, pero me llevo una lección muy importante, lo di todo de mi, esta vez sí. Aún así, te pido perdón una y mil veces más (por si lees esto). Me reencontré con el perdón aquella noche de verano y me pregunté una y mil veces más...¿Y si...? Por eso no quiero que os quedéis con la duda y viváis al día, no pensando hipotéticamente en un futuro, aunque a veces sea inevitable.


Me quedo con las veces que disfruté con mis amigas, las de siempre, las que sabes que a pesar de no verte en meses van a estar ahí para matar monstruos por ti. Me quedo con mi maravillosa y loca familia y con mi mejor compañera de vida, esa amiga peluda de cuatro patas que llegó a iluminar mi vida. Me quedo con mi primer tatuaje, con mi obsesión por los zapatos y con los 22 libros que he leído durante todo este año. Me quedo con la primera silla vacía en las cenas familiares y con el nacimiento de un terremoto rubio. También me quedo con mi compañera incondicional de vida, con esa hermana que nunca tuve y con esos nuevos proyectos que he empezado este año. Y por supuesto, me quedo con esa persona que me hizo recuperar la confianza en mi misma, que me aguanta en los malos días, mi mal humor, respeta mi espacio personal y a la cual me tengo que poner de puntillas para besar. La cual me da lo que siempre quise y no me deja de sorprender día a día. Porque yo aparte de ser una princesa, soy una astronauta. Y gracias a ti, entendí el significado de esa maravillosa frase de Risto Mejide 'porque contigo he aprendido que con la puerta abierta nadie se va'.


Por eso, hoy disfrutad y arriesgaros. Quiero que deis las gracias, perdonéis y querráis mucho, porque pensad que es vuestra última oportunidad del año de hacer algo que os hace felices.

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