Viernes. Vienes.
- Sara Fernández González
- 15 dic 2017
- 1 Min. de lectura
Si te vienes conmigo partiremos sin destino hacia algún lugar perdido
Vienes como agua de mayo, como esa tormenta de finales de julio. Vienes como las heridas que te hacen los zapatos en los talones. Vienes, es viernes y dueles. Pero vienes inesperado, te acercas por detrás y me tapas los ojos. Es viernes, salgamos a bailar me dices. Vienes doliendo pero acabas siendo anestesia al final del mes. Pero vienes invisible, silencioso porque ya no te veo a mi lado. Ya no estás y has desaparecido, aunque una parte de mí sigue anclada a ti lo quieras o no. Siempre vamos a venir el uno al otro.

Viernes. Se acaba otra semana de rutina en la que ya no formas parte de ella. Empieza el fin de semana y ya no llamas a mi puerta. No vienes y yo me desespero. Me frustro pensando y cavilando hacia dónde vas, hacia dónde (o mejor hacia quién) vas a dirigir tu bonita sonrisa. Esa sonrisa que venía implícita en tu forma de quererme. Esa sonrisa que nunca se iba.
Me traicionaste porque te fuiste sin previo aviso como si nada. Es viernes y te echo de menos. Es viernes y te quiero ver. Los viernes ocurrían nuestros mejores planes. Nuestros momentos mágicos. Y así pasaron los años, echando de menos los viernes.
Pero hoy vuelve a ser viernes, y tú no vuelves.
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